El artículo, escrito por Beatriz Figallo y Josefa García de Ceretto, aborda la “Historia del tiempo presente” como un campo de conocimiento que requiere nuevas reflexiones teóricas, empíricas y metodológicas. Las autoras sitúan este enfoque dentro de los paradigmas contemporáneos, especialmente a partir de la epistemología de la complejidad propuesta por Edgar Morin. Sostienen que la historia del tiempo presente implica estudiar la experiencia de las generaciones vivas, integrando aportes innovadores y reconociendo la crisis de los enfoques positivistas tradicionales.
El texto analiza cómo la transformación de los paradigmas científicos en los últimos cincuenta años ha llevado a una mayor historización de la epistemología, al reconocimiento del papel activo del sujeto cognoscente y a la aceptación de la diversidad de contextos. La ciencia, incluida la Historia, ya no se entiende como una actividad neutral, sino como una producción situada cultural, social e históricamente. En este marco, el concepto de observación se redefine y se reconoce la influencia del presente en la construcción del conocimiento histórico.
Las autoras repasan la evolución de la historia del tiempo presente, desde los relatos de testigos directos en la Antigüedad hasta la profesionalización de la disciplina, que tradicionalmente privilegiaba el estudio del pasado distante y el uso de documentos escritos. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, la conciencia de la complejidad del presente y las transformaciones sociales y culturales impulsaron a los historiadores a reconsiderar el valor del análisis del presente. Se destaca la importancia de la interdisciplinariedad y la necesidad de superar la rigidez metodológica del positivismo, abriendo el campo a nuevas preguntas y enfoques para comprender el mundo actual.
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